Ansiedad y apego tienen una cierta vinculación. La mayor parte de los episodios de ansiedad, están relacionados con problemas de apego. Cada vez, recibo más casos en consulta sobre trastornos de ansiedad.
Estos problemas de apego, los hemos desarrollado en etapas previas y, como adultos, nos están provocando diversos conflictos que pueden acabar en diversos episodios de ansiedad. La ansiedad sería parte más visible del problema de fondo, que se deberá tratar para evitar que la ansiedad viva con nosotros.
Por este motivo, los profesionales de la salud mental vemos como apego y ansiedad tiene muchas veces una estrecha vinculación.
¿Qué es el realmente el Apego?
El apego es la relación emocional que se establece con los cuidadores en la infancia. Los cuidadores suelen ser los padres, pero también todos aquellos seres próximos que han participado en las primeras etapas de nuestra vida, sobre todo durante el periodo de crianza. Pueden ser los hermanos y hermanas mayores que nos cuidaban, los abuelos y abuelas que nos acompañaban a la escuela, tíos y tías con los que hemos tenido más contacto, tutores en caso de no existir la familia paterna, etc.
Como seres humanos, el apego correcto, nos ayuda en permitir nuestra supervivencia y nos da herramientas para sentirnos seguros en nuestra relaciones con nuestros iguales en etapas posteriores a la crianza: adolescencia y etapa adulta.
Lo que nos ocurrió en el pasado, nos acompaña en el presente y nos puede afectar en el futuro.
¿Sufres problemas de ansiedad?
Soy Nuria Montero, experta en Psicología EMDR ¡Te puedo ayudar!
Tipos de Apego
La amplia mayoría de los psicólogos contemporáneos, trabajamos con la clasificación establecida por John Bowlby. Esto nos permite ayudar y acompañar desde el principio a las personas que presentan problemas de ansiedad vinculas a etapas anteriores de su vida. Establecer qué tipo de apego has tenido durante la crianza, nos ayudará a tratar de forma más rápida y acertada tus problemas actuales.
- Apego seguro: Corresponde cuando siendo niños y niñas nos sentimos emocionalmente tranquilos con nuestros cuidadores. Estos cuidadores (padres, madres, tías, abuelos, abuelas, etc.) han sabido satisfacer nuestras necesidades tanto fisiológicas (el comer, la ayuda en la higiene personal, el acompañamiento en el descanso, etc.) como todas aquellas necesidades te tipo emocional. Por ejemplo: nos han ayudado a vivir en un entorno de hábitat seguro, nos han ofrecido su cariño sin nada a cambio, etc. Este tipo de apego, nos ayuda a tener un punto de apoyo donde recurrir cuando somos adultos, pero también nos da pautas para descubrir nuestro entorno de forma autónoma y desarrollar nuestra autoestima personal.
- Apego evitativo: Se produce cuando se ha creado una distancia emocional con nuestros cuidadores. Los casos de apego evitativo se producen cuando las personas cuidadoras no establecieron buenos vínculos emocionales con nosotras. No tiene nada que ver con si nos querían mucho o no, sino en cómo expresaban sus sentimientos hacia nosotros. Es un modelo que no hace muchas décadas estaba muy establecido en nuestra sociedad. Esto es: relaciones sentimentales “frías” con la figura paterna o materna, etc. Si bien es verdad que este tipo de apego está relacionado con el fomento de nuestra independencia y autonomía como adultos, no acaba de ser el más óptimo; puesto que puede derivar en problemas con el manejo de emociones durante nuestra etapa adulta.
- Apego ambivalente: Cuando los niños buscan o evitan sus figuras de apego. Los dos polos opuestos. Este tipo de apego ha creado en nosotros un cierto tipo de inseguridad. Como infantes, no pudimos predecir de forma cierta si la persona que estaba a nuestro cargo nos aseguraba la estabilidad que nosotros necesitábamos. Seguramente experimentamos episodios en nuestra crianza donde sí que nos apoyaba y en otras que no encontrábamos ese apoyo y seguridad que buscábamos. Entonces se creaba este efecto intermitente que puede derivar en problemas de afecto, seguridad y ansiedad en la etapa adulta.
- Apego desorganizado: Este tipo de apego se relaciona con figuras abusivas en la infancia. Aquí ya estamos hablando muchas veces de episodios de trauma: abuso por parte del cuidador, pérdidas traumáticas, etc. Todo esto, como niños y niñas nos situó en un abismo emocional muy fuerte. Con muchas sensaciones de ambivalencia y confusión de sentimientos. Un tejido de relaciones y sensaciones que, en etapa adulta, si no se corrigen de la mano de un profesional acreditado, puede crear fuertes conflictos con nuestro propio yo y con nuestro entorno social: relaciones de pareja, familiares, laborales, no saber dominar las emociones propias y la ordenación de sentimientos, etc.
La importancia del apego en los casos de trastornos de ansiedad
Cuando la figura de apego en la infancia no trasmite seguridad, se dan más trastornos en la vida adulta. Siguiendo los tipos de apego que te acabo de explicar más arriba, habrás podido ver que el apego seguro es el óptimo para una salud mental sana. Actúa de “escudo protector” frente al trauma.
En los demás casos de apego, se pueden producir situaciones que nos conduzcan a crear traumas que encontraremos en la etapa adulta. Por ejemplo: si nuestro padre o nuestra madre activa nuestro miedo, el mecanismo de lucha huida, se produce una incongruencia. A la vez se activa el sistema de protección. Es cuando aparece el trauma de apego. Esta ambivalencia puede generar un patrón de vinculación que trasladamos a la vida adulta. Es entonces cuando aparece el trastorno de ansiedad. Y este trastorno de ansiedad se nos presenta ante una pareja parecida o un jefe o un amigo. En este sentido nos encontramos cómo se presenta la cadena siguiente: crianza en apego no-seguro, trauma, episodios de ansiedad. Y es en este punto que, como adultos, aparece el conflicto, el sentirnos más con nosotros mismos.
No te preocupes si sientes que te puedes encontrar representada con alguna de estas situaciones que te acabo de exponer. Como psicóloga, tengo una amplia experiencia en la resolución de problemas relacionados con el trauma y la ansiedad. Problemas que muchas veces se producen en etapas iniciales de nuestro desarrollo.
La relación terapéutica
En las sesiones de terapia, se establece una relación terapéutica segura. Para que puedas explicar en confianza tus situaciones y yo te pueda ayudar sin juzgarte. El objetivo de estas sesiones debe centrarse en reparar las relaciones de apego que nos están perjudicando. Y que puedas tener herramientas útiles para mejorar tu estabilidad emocional y tus relaciones sociales. Evitando, de este modo, la repetición de los episodios de ansiedad vinculados a los tipos de apego no-seguros.
La terapia EMDR para tratar los traumas de apego
La terapia EMDR ha resultado ser de las más efectivas para trabajar con éxito los traumas derivados de situaciones de apago que nos están perjudicando en la vida adulta.
Como sabes, soy psicóloga especializada en terapias EMDR y en mi día a día de la consulta trato este tipo de problemas. La terapia EMDR me ayuda a que obtener un mayor éxito con este tipo de casos.
Te ayudo con terapia EMDR
No dejes que la ansiedad interrumpa tu vida.
A continuación, te expondré brevemente cómo trabajaremos este tipo de traumas, y los episodios de ansiedad vinculados con el apego. Si quieres, en este artículo, te explico más a fondo en qué consiste la terapia EMDR. Ahora, de forma resumida, te voy a explicar cómo utilizamos la terapia EMDR para situaciones de apego y ansiedad:
En primer lugar, con ejercicios de estabilización
En la mayoría de los casos, estos ejercicios nos ayudaran a establecer las bases para el éxito de la terapia EMDR. Te ayudaré a puedas adquirir habilidades auto tranquilizadoras. Te explicaré cómo abordaremos tu problema de forma clara y transparente.
En segundo lugar, trabajaré contigo todos problemas vinculados con el trauma y la ansiedad
Nos enfocaremos sobre la niña o el niño que fuiste desde la visión del adulto. (“Mirada con amor al niño pequeño”). Facilitando el pensamiento reflexivo y la comprensión del trauma.
En tercer lugar, se trabajan los disparadores actuales con estimulación bilateral
En esta parte de la terapia, buscaré entre los hechos que activan los eventos traumáticos. Observaremos la acciones y estímulos relacionados con el trauma, etc. Estos disparadores suelen corresponder con relaciones abusivas: de pareja, familiares, de trabajo… Los ejercicios de estimulación bilateral pueden ser visuales (a través de movimientos oculares); auditivos (escucha de sonidos alternos en ambos oídos); o bien kinestésicos (suaves activaciones sobre las manos o los hombros). Como puedes ver, la estimulación bilateral es una técnica de la terapia EMDR nada invasiva y muy fácil de practicar. También nos habrán ayudado los ejercicios de estabilización que habremos practicado previamente, y a la relación de seguridad, confianza y confidencialidad que, como terapeuta, te ofreceré durante todo el proceso de reparación.
Finalmente, abordamos las experiencias de abuso o traumas con estimulación bilateral. Preparando tu mejoría futura
La estimulación bilateral también es importante en estas fases de la terapia. Nos ayudará facilitar la conexión entre los dos hemisferios cerebrales logrando el procesamiento de la información y la disminución de la carga emocional. Durante el proceso de terapia habremos tratado los tres escenarios de tu vida:
Pasado: cuando te encontrabas en la etapa de crianza.
Presente: cuando se han presentado los problemas en forma de traumas y episodios de ansiedad.
Futuro: ganando más confianza y seguridad para abandonar estados de apego que te perjudican. Evitando la reproducción de situaciones de ansiedad y malestar. Mejorando la estabilidad emocional contigo misma y con tu entorno social más próximo: pareja, familia, amigos, trabajo, etc.
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